DIGNIDAD PERDIDA
No todo vale en la forja de un futuro digno. Actos, previo depósito, que prometen lujuria y pasión efímera, comienzan a calar de manera preocupante entre la sociedad más joven.
Una lonja de carne humana donde la dignidad se subasta a cualquier precio, regalando un cuerpo a la muchedumbre por un puñado de cobre, aumenta considerablemente de tamaño entre promesas de comodidad y dinero de fácil adquisición, relegando el verdadero esfuerzo al banquillo de los renegados.
Puestos de mercadillo en un zoco barato donde la carne sustituye al sudor, pujan por tener el mejor tenderete del vicio mientras se recuestan entre poses (en el mejor de los casos), ligeros de ropa y pudor, para subastar las viandas entre forasteros de cartera llena y bragueta ligera.
Al día siguiente habrá nuevo espectáculo, vestidos, toneladas de maquillaje y pañuelos que calmen la sed al otro lado de la pantalla.
Mientras tanto, muchos jóvenes comienzan a ser adoctrinados; abducidos por aprehender y ejecutar aquello que nunca debieron haber aprendido.
Es hora de abrir la caja de Pandora y rescatar al menos un pedazo de esperanza que devuelva atisbos de cordura en lo que un día fue vida.
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