CAMINO A LA VERDAD

 Un acto tan indigno como la mentira acarrea las consecuencias que un día fueron temidas y guardadas en la endeble caja del remordimiento que impide ver con claridad la luz. 

Un lugar frío y oscuro que encierra temporalmente el sufrimiento de aquellos que, por miedo a ser descubiertos, tiran la llave al mar creyendo evitar el daño y así poder aislar el dolor hasta que el tiempo y las olas sedimenten las huellas de la culpa. 


En ocasiones esa caja se abre y libera la verdad adulterada que escondía, creando un tsunami de controversias, vergüenza y miedo; donde la imagen propia y credibilidad se desvirtúa, condenando a sí mismo y al entorno inmediato que le rodea a un maremágnum de desconfianza sostenido en el tiempo. 


Una analogía del cuento de Pedro y el lobo, donde la simulada sensación de triunfo para el propio beneficio se trunca de manera inconmensurable en el vórtice de la verdad. 


Aquella que duele en el fracaso y alimenta en el triunfo. Poderoso veneno que tarde o temprano se descubre, para salvaguardar o al menos intentar recuperar un atisbo de dignidad que permita encarrilar un futuro donde hay que jugar todas las cartas de la baraja: buenas, malas y peores. Sin ases bajo la manga. 

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