CAUCES
Al intentar descifrar el código supuestamente correcto e inequívoco que prenda de verdadera plenitud y sentido el cauce de la vida, éstas se pierden irremediablemente navegando río abajo mientras intentan aferrarse en vano a un resquicio salvador a contracorriente.
Mentes varadas que un día fueron fértiles y productivas se abrazan hoy a la rama más cercana; aquella que sigue el mismo curso del río, sin sentido ni objetivo claro, esperando contagiarse y sacar provecho del unísono bamboleo hídrico que solamente arrastra fango hasta su desembocadura.
Ritmos de vida frenéticos en búsqueda de comodidad y triunfo, repiten hasta el hastío el mismo recorrido mientras desgastan sin pena ni gloria su piel en cada meandro, chocando con sus hermanos en el mismo juego donde la casilla de salida espera de nuevo mañana.
La gran epidemia del conformismo vendido al primer postor, exige el mínimo esfuerzo si la corriente es buena y los vientos dichosos. Es más sencillo dejarse llevar en este río ya cargado, donde nada tiene sentido y todo está ya inventado.
Quizás sea el momento de no rendirse a un lugar mullido y buscar un nuevo hogar con diferentes ramas y cauces, para permitir una desalienación de lo comúnmente establecido y así poder encontrar en el rebaño más pobre el éxito del atrevimiento. Y volar, volar como Ícaro pero con plumas robustas, nuevas y perennes; hasta donde el sol alcance…o las ganas de volver a la corriente.
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