TIEMPO

 Vacío intangible que no podemos controlar. Devora con su lento caminar la vida de cada ser, segando de manera casi imperceptible los momentos buenos y malos; aquellos que conforman el paso de nuestra vida terrenal, acercándonos un poco más, con cada movimiento de las manecillas, al final de la carrera de obstáculos, donde encontraremos a lo largo de ella hermosos vergeles para soñar e imponentes montañas que ocultarán el sol hasta llegar al próximo valle. 

En la ruleta de los días y las noches nadie sabe con certeza cuántos de ellos podrá contemplar, ni cuántas noches llegará a soñar.  


El tiempo, impasible, marca los cuerpos con cicatrices, tiritas en el corazón y jirones del alma cada vez que caemos de la montaña; regala júbilo y confort cuando el sendero es liviano, apaga las llamas del dolor que un día fueron heridas en carne viva.


Abarca lo inabarcable por ser dueño y señor del destino; aquel que podemos escoger cómo vivirlo e intentar encontrar en el camino, más praderas que riscos, menos piedras, menos pinchos; y que en la lotería de la vida, llena de sombras y luces; te aferres a ese lucero, poniendo empeño y esmero, con fuerza de mil titanes.


Al final de esta carrera, aguantando el pulso de “Cronos”, no importa cuán largo haya sido el camino, si la dicha alcanzada es buena, el viaje recorrido sublime y la compañía certera.

Comentarios

  1. Me encanta macho, joer con la clepsidra de Cronos que implacable es, vivamos muchos minutos del soldado encadenados

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