DECISIONES

Cara o cruz en un dado de seis caras. Imposible deducir con probabilidad exacta el azar que esconde el destino al tomar una decisión.

Creemos fehacientemente en la elección correcta a la hora de ejecutar un acto, teniendo en cuenta el beneficio futuro del mismo así como la minimización de riesgos para lograr el éxito esperado; sin embargo no concebimos que factores extrínsecos puedan modificar el rumbo del resultado final, pudiendo causar la opacidad total del deseo y esfuerzo realizado.


En la odisea de decidir no existen opciones buenas o malas, más allá de aquellas que implican en el inviolable respeto de los derechos humanos, desde un punto de vista objetivo. No hay precisión matemática ni cabe la posibilidad de establecer un algoritmo preciso que entregue a la certeza el total del porcentaje. 


Vivir es un contínuo juego de elección, donde nadie conoce a nadie y nada es mejor que nada. Una ruleta rusa de dos cañones y una sola bala. 


La individualidad permite elegir caminar entre sendas livianas o arduos parajes. Solamente al llegar al final conoceremos el resultado obtenido. Tanto si es bueno como no tanto, lo único verdadero es que siempre obtenemos un aprendizaje que alimenta y enseña. 


Lecciones para el devenir, donde el miedo escrito en mayúsculas se cierne sobre la ruleta de la vida. Blanco o negro, par o impar. Hagan juego. 

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