LO QUE NO DEBE SER NOMBRADO

 El miedo que produce la confesión de un acto o sentir relevante que afecta individual o colectivamente a una sociedad, está amparado bajo el epíteto de la vergüenza. 


Todo aquello que pueda ocasionar fisuras o hacer tambalear el sistema preconcebido, debe de ser tratado como un tema tabú, o al menos relegarlo a un segundo plano de conocimiento, donde actuar es sinónimo riesgo y todo lo que acaece se conoce, pero se oculta bajo un forro traslúcido que difumina problema y miedo.


Cuando comprendamos que la salud mental es “sine qua non” para forjar un futuro con garantías, quizás empezaremos a romper las cadenas que oprimen y podremos hablar sin mordaza ni angustia para poder sanar. 


Cuando una cabeza enferma, lo primero que desea es que alguien detenga el bucle donde un día se perdió. 


La creación de un sistema de identificación, prevención y actuación es extremadamente urgente en todos los ámbitos de la sociedad, sin embargo más lo es aún poder contar libremente sin ser juzgado, sólo amado, todo aquello que incomoda a una persona. 


Hablar de suicidio parece ser una actividad arriesgada por el comúnmente llamado efecto de llamada que podría ocasionar; sin embargo, en este mismo momento, alguien no ha podido soportar más ese bucle y con la autolisis ha decidido sumergirse en el agujero negro para intentar encontrar algo de luz guiado por Caronte.


Al igual que en el ámbito educativo, está batalla no se gana con promesas, indiferencia y esperar que todo mejore. Tampoco solamente con química diseñada. La victoria o al menos el alivio, puede atisbarse con la palabra, el cariño, el entendimiento…con recursos, si los de arriba quieren, claro está.

Comentarios

Entradas populares